El sector agrario y ganadero está considerado, junto con la construcción y la minería, una de las actividades laborales más peligrosas que se pueden desempeñar según la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Por ello, debería contar con unas garantías de seguridad que protejan al trabajador, pero según los datos no siempre es así. Hasta junio de 2020, 44 personas han perdido la vida trabajando en actividades agrarias, lo que supone un aumento de 23 empleados respecto al mismo periodo de 2019, año que finalizó con 59 fallecidos. Los motivos son variados, pero las organizaciones coinciden en que uno de los principales es el estado de la maquinaria que se utiliza, como pueden ser los tractores, ya que considera que están claramente envejecidos.
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