Los efectos a corto y medio plazo de la crisis en la salud pueden parecer contradictorios, sobre todo si solo se mide la mortalidad. Por ejemplo, un último estudio de la recesión que empezó en 2008 la relaciona con un descenso de la tasa de defunciones en Europa. El trabajo, que se publica hoy en Nature Communications, lo ha dirigido Joan Ballester, de ISGlobal, centro impulsado por La Caixa, y analiza los datos de mortalidad entre 2000 y 2010, un periodo en que de forma generalizada la tasa en Europa bajó.

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