Ya sucedió durante la crisis económica que padeció nuestro país a partir de 2008. Inmersos en un profundo ciclo de recesión, la fuerte caída de la demanda interna que acaeció durante los siguientes años generó un incremento muy notable del número de empresas españolas que decidieron buscar nuevas oportunidades de negocio en mercados exteriores, fundamentalmente en países emergentes de Latinoamérica o Asia con una suficiente estabilidad jurídica y económica.

Muchas empresas que aún no habían operado fuera de nuestro país (destacando pymes de todo tipo de sectores) iniciaron una incesante búsqueda de negocio que permitiera compensar la deteriorada situación de sus cuentas de resultados de la casa matriz. De esta forma se intensificó el establecimiento de contactos en otros países buscando socios locales, la realización de viajes de prospección para análisis de opciones de exportación, la presencia en ferias y congresos sectoriales, la presentación en licitaciones de construcción de infraestructuras, concesiones, etc.

El éxito de estas operaciones implicó la apertura de nuevas empresas filiales, sucursales y delegaciones comerciales, y el número de trabajadores españoles que comenzó a realizar viajes a otros países por motivos de trabajo aumentó significativamente.

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