La depresión es una alteración incluida dentro de los trastornos del estado de ánimo cuya principal manifestación es la alteración en el sentido de ánimo bajo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la depresión es la mayor causa de discapacidad en los países desarrollados, con datos alarmantes: entorno a 500-1.000 nuevos casos por cada 100.000 habitantes y año. Datos que se agravan con la actual pandemia sanitaria por la Covid-19.

Tras la Navidad, llega enero con su cuesta arriba y su rutina. Es hora de retomar la rutina diaria, un condicionante que puede afectar a la salud mental. Según se ha demostrado, y como apuntan los expertos, el frío y las pocas horas de luz, entre otros factores, acentúan en muchas personas la sensación de melancolía y tristeza. De ahí que la Sociedad Española de Psiquiatría advierta que la mayoría de los adultos, hasta un 90%, experimentan cambios sutiles en el estado de ánimo, energía y sueño cuando cambia la estación.

Afirma el doctor Sergio Arques, psiquiatra de Vithas Castellón, que “a principios de año, sobre todo en enero y febrero, suelen aumentar el número de depresiones y los casos de ansiedad, decaimiento o insomnio. La luz solar es clave para nuestro estado de ánimo y la menor exposición a ella puede provocar en muchas personas cambios en los ritmos naturales del organismo. Cuanto más largo es el período de luz, mayor es el sentimiento de bienestar general y tenemos más energía, nos sentimos más activos y felices”.

“Esto sumado a la adaptación a la rutina después de una Navidad con tantas restricciones en las reuniones con los seres queridos y a la situación de la pandemia mundial que está tardando en remitir, implica que algunas personas puedan sentir un estado de tristeza y angustia que si se alarga en el tiempo conllevaría no solo problemas de depresión o insomnio sino también otras dolencias como afecciones digestivas o dermatológicas”, apunta el psiquiatra.

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