Una peculiaridad propia de las instalaciones contra incendios en las comunidades de vecinos es que se encuentran en «reposo», no se utilizan habitualmente. Por ello, hay que mantenerlas en perfecto estado para que cuando se dé un incendio, funcionen al cien por cien. Si el sistema no está listo, no hay opción de realizar las correcciones necesarias para hacerlo funcionar.

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